Y no voy por Fromm. Estoy leyendo el libro de Cayetana Álvarez de Toledo, Políticamente Indeseable. Si todos los diputados populares que la están poniendo a caldo, los que antes la elogiaban mientras era portavoz por esas dinámicas cortesanas que fluyen en el Congreso, han leído el primer capítulo, todos hemos ganado. Algunos habrán entendido lo letal de la política identitaria, otros, con suerte, llegarán a la siguiente reflexión: que no hay mayor ofensa a la libertad que haberla heredado y no ejercerla. Es una planta delicada, o se riega y abona con frecuencia, o se marchita. Una clase política que no ejerce esta jardinería, traiciona a sus padres y expolia a sus hijos.
Vamos a por el capítulo II.