Hoy cumple 43 años la Constitución de 1978. Nunca tengo que hacer cáculos en este día porque tenemos la misma edad. El hecho de que en el momento más populista y de mayor fuerza del nacionalismo en España, esté muy cuestionada, es prueba de la necesidad de protegerla.
Igual que en el 12 octubre, salen los del #nadaquecelebrar. Son personitas que confunden España con la derecha, a los aztecas con poetas y a Companys con un demócrata. La ignorancia es el mecanismo de defensa de un imaginario que no soportaría la luz de los hechos. Efectivamente, a ellos hay que dejarlos sin nada que celebrar. Su fiesta se paga con la libertad. Hay que aguarla.
Estos muchachos reivindican la Constitución del 31, como si no hubiera tenido los mismos enemigos que los que tiene hoy la del 78. Es lo que suele pasar cuando uno grita las cosas, pero no las lee.