Exhalación: Chiang con Asimov, Clarke y Heinlein.

Pocas, muy pocas veces, he tenido la sensación de estar presenciando el nacimiento de un clásico. Me ha pasado alguna vez con la música; A matter of life and death de Iron Maiden o el Ultra de Depeche Mode, fueron clásicos instantáneos que detecté al momento, también me ha sucedido con el cine, Ratatouille (Brad Bird, 2007), El Caballero Oscuro (Christopher Nolan, 2008) o Master and Commander (Peter Weir, 2003) . Menos veces con la literatura; La carretera (Cormac McCarthy, 2006) o El adversario (Emmanuel Carrère, 2000) un clásico desde el día de su publicación es La tabla rasa (Steven Pinker, 2002). No todos estos libros los leí nada más salir, pero sí al menos antes de sus consagraciones como clásicos (alguna todavía está por terminar de consolidarse). En el caso de las películas y los discos, sí fui consciente de su magnitud en el momento de su estreno o publicación.

Esta sensación de estar ante algo que se seguirá leyendo, viendo o escuchando dentro de 100 años, me la ha vuelto a generar la colección de relatos Exhalación, de Ted Chiang, publicado originalmente en 2019, en 2020 en español.

La maestría de Chiang a la hora de acometer algunos temas clásicos o dilemas de nuestro tiempo, está al alcance de muy pocos. El relato con el que inaugura el libro El comerciante y la puerta del alquimista, afronta las paradojas de los viajes en el tiempo como solo había sido capaz de hacerlo Heinlein en su Todos vosotros zombis. Chiang hilvana las diferentes líneas temporales con la precisión de un cirujano, con la grandeza además de desarrollar todo en un entorno en que es poco habitual leer ciencia ficción, llegado un momento uno piensa en la magia, porque el escenario elegido es una referencia directa a las Mil y una noches.

Pero la apertura del libro no es más que un aviso de la altísima calidad de lo que viene: Exhalación, que es el que da título a la compilación, es una obra maestra del relato corto a la altura de los mejores momentos de Asimov o Arthur C. Clarke. Allí se mezcla la ciencia, lo que es o no la vida y la génesis de las creencias.

La reflexión sobre la Inteligencia Artificial que se hace en El ciclo de vida de los objetos del software y nuestra forma de relacionarnos con ella es de una brillantez inusitada. Nada tan certero y que invite a reflexionar al lector sobre la “vida artificial” desde los ciclos robóticos de Asimov. Además no tiene miedo de pisar callos a la hora de establecer analogías que nos resultarán muy familiares.

En estos y en los demás relatos, profundizará en temas como el libre albedrío, la crianza de los hijos, la bioética o la condición humana como otros de los asuntos centrales en esta segunda colección de relatos del que es ya, aunque no vuelva a escribir nada más, un clásico imperecedero de la Ciencia Ficción. Espero que no sea así, claro, y que Ted Chiang vuelva con otras antologías, porque no estamos sobrados de genios en este género hoy en día.

John Constantine y los detectives de lo oculto

Conocí a John Constantine por el mero hecho de que yo compraba todo lo que editaba el sello Vértigo, la marca para adultos de DC cómics. Si me gustaba seguía la colección, si no, pues a otra cosa. Con Hellblazer, que es como se llama el tebeo que protagoniza este cínico, espiritista, mago, egoísta, vago, fumador compulsivo, bebedor semialcoholizado, destructor de demonios y de humanos, encontré un tesoro.

Fue por John Constantine por lo que me aficioné a un arquetipo que nació en la literatura y cuyo canon fue establecido por otro John, John Silence, una genial creación del gran Algernon Blackwood. Ese arquetipo es el detective de lo oculto. Los Sherlock Holmes que enfrentan el crimen que no tiene su origen en este mundo. La némesis no es James Moriarty, sino el Diablo, Baal, alguna antigua brujería, seres feéricos u otras criaturas de las tinieblas.

Los detectives que se enfrentan al Más Allá son mi personaje literario preferido. Son personajes con pasados misteriosos que el lector intuye pero que no se cuentan, algo parecido a lo que sucede con el Ethan de John Wayne en Centauros del Desierto.

Si algún día escribo ficción estoy seguro de que, como mínimo, habrá un personaje de estas características en mi cosmogonía. Mientras me conformo con contar lo que sé sobre ellos en La Escóbula de la Brújula. Aquí un programa muy especial que creo que os puede gustar.

El Rincón del Gourmet XXIX

Hacía tiempo que no traía a este blog las recomendaciones que hice durante el confinamiento. Hoy toca uno de los tres grandes de la Ciencia Ficción. También os sugiero un disco de un género poco habitual en mí, pero que fue muy importante en mi adolescencia y sigue gustándome muchísimo. Una película que como aficionado a la magia que soy es una de mis preferidas en su década. Y un cómic francés que está hecho por grandes teóricos del noveno arte.