(Laika)Dos Sorrentinos innovan en sus ámbitos. Paolo lo hizo en el mundo de las series con su Nuevo Papa magnífico, insuperable, estéticas novedosas y simétricas, monjas danzando en capillas de after y una historia cautivadora original mientras el papado es de Jude Law. Aunque su consagración y su salto al Olimpo es con La Gran Belleza. Un clásico automático. Una obra cumbre del cine.
El otro es Andrea, napolitano también y rompedor en su ámbito, en este caso el cómic. Ayer noche leí Primordial. Si bien está claro que es un descanso que se toma la dupla creativa (Jeff Lemire y Andrea Sorrentino), entre la magnífica y aterradora Gideon Falls y algo que preparan en el cómic de terror para este 2023, llamado The Bone Orchard Mythos, Primordial es un estupendo homenaje a los animales que a final de los 50 fueron enviados al espacio. Animales que murieron probablemente en circunstancias terribles. Animales que quedaron encuadrados en el imaginario colectivo. Con esa premisa Lemire inicia una historia ambientada en la Guerra Fría con algo de conspiranoia y mucha fantasía. Un cómic que habría pasado sin pena ni gloria si no llega a ser por su magnífico dibujante. A destacar el color de Dave Stewart.
Lo que hace especial al dibujo de Sorrentino es su capacidad para exprimir todas las posibilidades del cómic. Sus composiciones de página, su fragmentación de las viñetas y su manejo de la geometría, hacen que alguien sepa reconocerle inmediatamente. Yo, si veo su nombre en una portada, sucumbo.

(Goyescos) Estos cineastas cribados que no han visto en España ningún problema en el Gobierno central y sí en la Comunidad de Madrid. Quizás quizás les afecta el hecho de que están dilucidando en estos días cómo se reparten el dinero del contribuyente en la negociación de Ley del Cine. Quizás. Gritaron por la Sanidad Publica, si en el alarido les hubiera reventado una cuerda vocal habrían sido trasladados a Quiron Salud, como kármicamente supimos esta mañana en el capítulo de agradecimientos.
La podemia acude arreglada a la gala, significa que saben arreglarse cuando quieren. Se arreglan para el gremio, pero pueden representar a todos los españoles en chándal.